A continuación, os indico las tres partes que debe presentar vuestra respuesta a la cuestión sobre cualquiera de las cuatro obras de lectura:
a) INTRODUCCIÓN. Crónica de una muerte anunciada forma parte de la extensa labor narrativa de Gabriel García Márquez, uno de los novelistas hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX con mayor reconocimiento mundial. Esta novela, publicada en 1981, gira entorno a la reconstrucción de los hechos que rodearon, en un pueblo del Caribe y veintisiete años atrás, la muerte de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario por lo que supuestamente fue una cuestión de honor (su hermana, Ángela, lo señaló como autor de su deshonra, hecho que no puede quedar sin venganza). La presencia de un ambiente rural impregnado de Realismo mágico, la maestría técnica observable en el uso del perspectivismo y del desorden temporal y el magnífico uso del lenguaje nos permiten ver la obra como una muestra inconfundible de las líneas narrativas asociadas al Boom de la novela hispanoamericana y a la narrativa posterior.
b) RESUMEN Y LOCALIZACIÓN (interna y, si es posible, externa) . Debéis, además, hacer alusión a hechos anteriores y posteriores, vinculados al fragmento, demostrando así vuestra lectura de la obra.
c) CONEXIÓN DEL TEXTO CON LA OBRA: tenéis que precisar los temas / los personajes / el punto de vista / el realismo mágico en el fragmento propuesto y ampliar la información con lo que sabéis del resto de la obra.
1. Explica los temas de Crónica de una muerte anunciada que se pueden apreciar en el siguiente fragmento, que deberá localizar en la estructura de la obra: (2 puntos)
Nadie hubiera pensado, ni lo dijo nadie, que Ángela Vicario no fuera virgen. No se le había conocido ningún novio anterior y había crecido junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro. Aun cuando le faltaban menos de dos meses para casarse, Pura Vicario no permitió que fuera sola con Bayardo San Román a conocer la casa en que iban a vivir, sino que ella y el padre ciego la acompañaron para custodiarle la honra. «Lo único que le rogaba a Dios es que me diera valor para matarme -me dijo Ángela Vicario-. Pero no me lo dio.» Tan aturdida estaba que había resuelto contarle la verdad a su madre para librarse de aquel martirio, cuando sus dos únicas confidentes, que la ayudaban a hacer flores de trapo junto a la ventana, la disuadieron de su buena intención. «Les obedecí a ciegas -me dijo- porque me habían hecho creer que eran expertas en chanchullos de hombres.» Le aseguraron que casi todas perdían la virginidad en accidentes de la infancia. Le insistieron en que aun los maridos más difíciles se resignaban a cualquier cosa siempre que nadie lo supiera. La convencieron, en fin, de que la mayoría de los hombres llegaban tan asustados a la noche de bodas, que eran incapaces de hacer nada sin la ayuda de la mujer, y a la hora de la verdad no podían responder de sus propios actos. «Lo único que creen es lo que vean en la sábana», le dijeron. De modo que le enseñaron artimañas de comadronas para fingir sus prendas perdidas, y para que pudiera exhibir en su primera mañana de recién casada, abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la mancha del honor.
2. . Explica la presencia del realismo mágico / el punto de vista en este fragmento de Crónica de una muerte anunciada, localizándolo en la estructura de la obra: (2 puntos)
"Ave María Purísima -dijo aterrada-. Contesten si todavía son de este mundo". Bayardo San Román no entró, sino que empujó con suavidad a su esposa hacia el interior de la casa, sin decir una palabra. Después besó a Pura Vicario en la mejilla y le habló con una voz de muy hondo desaliento pero con mucha ternura.
–Gracias por todo, madre -le dijo-. Usted es una santa.
Sólo Pura Vicario supo lo que hizo en las dos horas siguientes, y se fue a la muerte con su secreto. «Lo único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta rabia que pensé que me iba a matar», me contó Ángela Vicario. Pero hasta eso lo hizo con tanto sigilo, que su marido y sus hijas mayores, dormidos en los otros cuartos, no se enteraron de nada hasta el amanecer cuando ya estaba consumado el desastre.
Los gemelos volvieron a la casa un poco antes de las tres, llamados de urgencia por su madre. Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá del comedor y con la cara macerada a golpes, pero había terminado de llorar. «Ya no estaba asustada -me dijo-. Al contrario: sentía como si por fin me hubiera quitado de encima la condena de la muerte, y lo único que quería era que todo terminara rápido para tirarme a dormir”.
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