No aceptaría modificar las condiciones iniciales del contrato. Le había costado mucho que aquella compañía petrolera se fijase en su currículo, tal vez algo así no volvería a suceder en mucho tiempo. La reunión que habían convocado para hablar del asunto iba a empezar en breve pero allí aún no habían llegado todos los directivos de la empresa. Raúl, su amigo de toda la vida, lo acompañaba, tenían que ver que no estaba solo… Lo que más le inquietaba eran las contraorfertas. Contaba con que se pusiese encima de la mesa una cantidad de dinero muy suculenta. Sabía perfectamente con quiénes estaba trabajando y le preocupaba sucumbir a sus ofertas: no se lo podía permitir.
Al cabo de cinco minutos, la puerta que estaba a sus espaldas se abrió: su mirada se centró en quien iba delante. No sabía si reír o llorar. La reconoció cuando pasó a su lado. ¿Era posible que su ex-mujer trabajase ahora en la empresa donde él soñaba con llevar adelante sus proyectos? No era posible: debía de ser un mal sueño. Fue invitado a entrar en la sala por los que se mostraban más experimentados y aceptó inmediatamente la propuesta. ¿De qué irían a hablarle? A lo mejor dejaban zanjado el asunto para siempre…
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