lunes, 18 de abril de 2022

POESÍA DE POSGUERRA: POESÍA SOCIAL Y POESÍA DE LA EXPERIENCIA (III)


PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.

Blas de Otero

       Blas de Otero rechaza en esta nueva etapa la poesía puramente lírica y llena de artificios, y aboga por una poesía social que pide justicia. Defiende la paz y la palabra, frente a la violencia, la opresió y la censura. Destacan el coloquialismo y el prosaísmo para comunicar la urgencia del mensaje. El lenguaje es depurado y los versos, cortos, con encabalgamientos que destacan términos como “paz”. El poeta casi no emplea figuras retóricas: no interesa el artificio sino la comunicación directa con el lector, la poesía es un instrumento para llegar a la sociedad y cambiarla.



NO VOLVERÉ A SER JOVEN
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma, en POEMAS PÓSTUMOS

https://youtu.be/EGN-cVssLbc (enlace para escuchar el poema)

Jaime Gil de Biedma es un poeta de la corriente conocida como Poesía de la experiencia: la conforman autores que comparten con la poesía existencial su incomodidad con la vida, pero han depurado el tono patético; con los poetas sociales comparten también el descontento con el momento que viven, pero su postura poética se define como UNA MIRADA HACIA DENTRO, HACIA SU PERSONA Y SUS EXPERIENCIAS, TEÑIDA MUCHAS VECES DE UN TONO MELANCÓLICO E INCLUSO TEÑIDO DE IRONÍA.
En este poema se perciben los rasgos característicos de esta etapa poética:
- TEMA: visión pesimista de la vida, como camino hacia la vejez y la muerte en el que se van destruyendo las ilusiones.
El yo lírico pasa revista a su trayectoria vital, evocando una juventud llena de proyectos que ha quedado atrás: el paso del tiempo nos desengaña sobre la verdadera meta de la vida, la muerte.
Formalmente aparece ese TONO APARENTEMENTE COLOQUIAL propio de los autores de esta generación (léxico común y figuras retóricas sencillas (metáfora de la vida como teatro) y la organización métrica que rehúye los modelos tradicionales (versos polimétricos con rima asonante en los pares en cada grupo estrófico).

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